Un dios desnudo pasea significando el mundo
un vaso cae y el agua se derrama
una hoja se desploma
antes de percibir que en realidad ha dejado de ser.
Algo nace, una palabra, un niño, un caracol.
Acontecer.
¿Es posible, en tanto, encontrar la causa de lo que acontece?
La vida voraz se bebe la vida
esculpe sin conciencia el horizonte vacilante y espectral del ser aquí,
tal vez ahora,
esa rara conjunción de espacio y tiempo.
De pronto, la nada se introduce por la rejilla del baño,
por la cerradura de la puerta, allí debajo de la suela,
la vida está desnuda y se llena de flores la piel.
En la persistencia delatora,
de las palabras escritas con aullidos,
de la confesión oscura
por espacios,
allí se bebe la vida.
Ahora, donde lo que exprime el silencio es un profundo grito,
grito de animal, grito de animal domesticado,
grito de animal fabricado, grito de animal prefabricado.
Ahora, se puja el presente hasta extinguirlo.
Despertar en la intimidad del verbo
donde aún la luz del día
pasa inadvertida.
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